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Los cristianos y el crecimiento del narcisismo…

by ISedientos
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La historia de Narciso detalla como este ser mitológico empezó a contemplar su imagen en el espejo de la superficie del agua y sintió una fascinación por su propia imagen de la que no pudo sustraerse. No podía tocar ni abrazar al ser que veía reflejado en el agua, pero tampoco podía apartar su vista de él.  De cualquier modo, Narciso, subyugado por la bella imagen de si mismo que le devolvía el río, se retrajo de toda posible relación amorosa con otros seres, e incluso de atender sus propias necesidades básicas, y su cuerpo se fue consumiendo para terminar convertido en la flor narciso, una flor tan hermosa como maloliente. (La Metamorfosis, Ovidio, 43 a.c.)

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No hace falta ir muy lejos para encontrar estudios que nos demuestran el incremento de la conducta narcisista en la sociedad. De hecho, en el 2013 la revista TIME detallaba como diversos estudios en Estados Unidos decían que el Desorden de Personalidad Narcisista es tres veces mayor en personas de 20 años que en personas de 65 años. Un 58% más de jóvenes universitarios puntuaron como narcisistas en el 2009 respecto a 1982. Y por último que el 40% de los milenians creen que deben ser promovidos o ascendidos cada 2 años, independientemente de sus resultados.

La Encuesta de adultos emergentes del 2012 de la Clark University indica que es mayor el porcentaje de personas con edades entre 18 y 29 años que viven con sus padres que con una esposa. Y esa es la realidad en que vivimos en éste nuevo milenio, la gente no se casa, o se casa tarde. No tiene hijos y si los tiene son pocos. Hay una importancia cada vez mayor a vivir el momento con viajes, deportes de aventura, y sensacionalismos. Hay una mayor cultura al culto del cuerpo, con incremento de productos sobre cuidado personal, membrecías a gimnasios, cirugías estéticas, y compra de ropa, joyas, relojes y coches de última moda o modelo. Ya ni que decir de la cultura Selfie, algo surgido en los últimos años.

El diccionario de la Real Academia Española nos define narcisismo como:

  • Que alude al mito de Narciso (es decir, persona que cuida demasiado de su arreglo personal, o se aprecia de atractiva, como enamorada de si misma).
  • Excesiva complacencia en la consideración de las propias facultades u obras.

Este término es utilizado en este sentido y con múltiples variantes en el estudio de la psicología humana. Después de décadas de estudios se considera que una persona es narcisista o tiene Desorden de Personalidad Narcisista si tiene los siguientes comportamientos:

  • Imagen distorsionada de uno mismo, que incluye sentimientos de omnipotencia y sentirse una categoría especial. Existe una percepción egocéntrica de la realidad y fantasías de éxito, poder, belleza o amor ideal ilimitados.
  • Falta de empatía. El narcisista es incapaz de reconocer o tratar de experimentar lo que otros sienten.
  • Hipersensibilidad a la evaluación de los demás. El egocentrismo de la persona narcisista hace que siempre crea que todo el mundo está hablando de él y que es el centro de atención.
  • Dificultades de relación interpersonal con maquiavelismo y sentimientos a tener derechos sobre otros. La persona narcisista no tiene reparo en utilizar y manejar a los demás en beneficio propio.

Alguno de los lectores pensará que estos síntomas son exagerados, pero la verdad es que la sociedad cada vez más tiende a este trastorno.

La Biblia nos dice claramente como estos comportamientos irán dándose en el futuro. En 2 Timoteo no indica:

“También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita.” 2 Timoteo 3:1-5

Un consejo de la palabra del Señor es que evitemos a estas personas. Y ciertamente, si nos rodeamos de personas que buscan a Dios, que persiguen la bondad y el amor, eso influirá positivamente en nosotros. Sin embargo, si frecuentamos relaciones de amistad con personas egocéntricas no tendremos mucha enseñanza cristiana de ellas. Hagamos que ellas se vuelvan a Cristo y evitémoslas si lo niegan. Más bien, en un ambiente de vanidad donde lo que se priman son las apariencias surgirán pasiones sobre cosas mundanas. La Palabra de Dios nos lo dice claramente en el libro de Santigao:

“¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.” Santiago 4:1-4

La Palabra también es clara en hablarnos sobre la humildad, poniéndonos el ejemplo de Cristo. Cristo cuando vino no presumió de ser el Hijo de Dios ni usó sus poderes sobrenaturales en contra de los que le acusaban, insultaban y castigaban. El ejemplo de humildad que nos dio Cristo es maravilloso:

 “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” Filipenses 2:3-8

Y por último sabemos que el mandamiento de Dios es que tengamos amor al prójimo. ¿Qué amor podemos tener al prójimo si nos ponemos primero nosotros con una actitud narcisista? La Palabra nos da una definición del amor:

 “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” 1 Corintios 13:4-7

Por lo cual, actitudes de vanidad, de jactancia, de envidia no son de Dios. Debemos poner primero a Dios y después a los demás, y no ponernos nosotros en primer lugar.

CONCLUSIÓN

Haz un examen de conciencia y piensa cuáles son los caracteres que te identifican como persona. Si quieres cambiar tu vida te invitamos a que recibas a Dios en tu corazón, ya que solo Jesucristo puede hacerte una nueva persona. Visita nuestra página CONOCE A CRISTO.

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