Cuando pensamos en la codicia, siempre nos parece que es algo que les pasa a los demás, no a nosotros. El diccionario de la RAE lo define como “Afán excesivo de riquezas.” Sin embargo, la codicia no es sólo una cuestión de dinero o riquezas. Aunque la codicia puede llevarle a uno a buscar como principal objetivo riquezas y posesiones materiales, también es una actitud que puede arrastrar consigo conductas diversas. Podemos definir la codicia es un deseo ardiente y profundo de algo, que genera una disposición a hacer cualquier cosa que sea necesaria para conseguirlo.
LA CODICIA ES UN CÁNCER DE CONSECUENCIAS IRREMEDIABLES
La codicia al igual que un cáncer puede crecer dentro de nosotros sin que nos demos cuenta, y cuando es demasiado tarde (al igual que el cáncer) tener consecuencias desastrosas. De hecho, si preguntamos a cualquier persona si es codiciosa nos responderá que no, porque al igual que un cáncer trabaja en silencio, la codicia también.
La Palabra nos indica como la codicia puede traer estas consecuencias fatales:
- Convertirnos en pobres: “Se apresura a ser rico el avaro, Y no sabe que le ha de venir pobreza.” Proverbios 28:22. Hay muchísimos casos que por codicia nos metemos en préstamos impagables por tratar de tener un nivel de vida superior a nuestros ingresos, o por realizar malas inversiones o negocios que creemos serán de éxito rápido.
- Quitarnos la vida: “Tales son las sendas de todo el que es dado a la codicia, La cual quita la vida de sus poseedores.” Proverbios 1:19 Gran cantidad de personas caen en narcotráfico por codicia. El resultado es terrible, gran parte de esas personas terminan muertos por las drogas o asesinados por las redes de narcotráfico y en mejor medida en prisión.
- Perder nuestra familia e ir a la cárcel: “Alborota su casa el codicioso; Mas el que aborrece el soborno vivirá.” Proverbios 15:27 Existen numerosos casos de gente con estudios y gran posición económica que por codicia cae en sobornos y tráfico de influencias para poder tener más dinero aunque por su posición ya cuentan con buenos suelos. Las consecuencias son terribles, van a la cárcel y pierden o se alejan de sus familiares.
LA CODICIA GENERA UNA FALSA SENSACIÓN DE SEGURIDAD
Desgraciadamente, cuanto más dinero logra una persona es más probable que se vuelva arrogante. Empieza a pensar que puede consentirse más y más. Empieza a gastar más en cosas superfluas y asume más riesgos en sus negocios e inversiones. Y cuando cae, su caída es muy dura.
El mismo Señor Jesucristo habló a un rico, joven y codicioso y nos dejó esta enseñanza en el evangelio de Lucas 18:24:
“Al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!”
No quiere decir que Dios no pueda darnos riquezas, o que los ricos no puedan salvarse, sino que si dicha riqueza está acompañada de codicia “difícilmente” lo lograrán.
En el Antiguo Testamento nos explica muy bien como la codicia nos aparta de Dios y por tanto si no lo reconocemos a Él y se enorgullece nuestro corazón nos apartaremos de Él.
“Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy; no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente; y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre;” Deuteronomio 8:11-14
La persona que empieza a adquirir riquezas (dinero, propiedades, empresas…) en muchos casos, si no reconoce a Dios en dicha bendición comenzará a confiar en las riquezas y no en Dios.
“Las riquezas del rico son su ciudad fortificada, Y como un muro alto en su imaginación.” Proverbios 18:11
“El que confía en sus riquezas caerá; Mas los justos reverdecerán como ramas.” Proverbios 11:28
“A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.” 1 Timoteo 6:17
¿CÓMO SUPERAR LA CODICIA?
- Céntrese en la humildad y no en la vanidad. “Hay quienes pretenden ser ricos, y no tienen nada; Y hay quienes pretenden ser pobres, y tienen muchas riquezas.” Proverbios 13:7 Hay cosas que me llaman mucho la atención, como personas archimillonarias viven como si fueran pobres. Warrent Buffet tiene uno coche normal de hace 20 años. Amancio Ortega el dueño de Zara viste y calza con ropa muy normalita. Ambas personas están en la lista de los 20 mayores ricos del mundo. Sin embargo, hay una cantidad enorme de personas que visten, calzan y conducen artículos carísimos para tratar de pretender (fingir) ser ricos, y verdaderamente no tienen nada.
- Céntrese en dar generosamente a aquellas personas que lo necesiten. “Hay quien todo el día codicia; Pero el justo da, y no detiene su mano.” Proverbios 21:26
- Deje de buscar la riqueza. En Proverbios 23:7, Salomón nos dice: “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él.” Si nuestros pensamientos y sus emociones se centran en nuestro trabajo, negocio, la bolsa y en hacernos ricos, terminará nuestro ser infectado por la codicia. En vez de esto, deje que sus pensamientos se centren en el logro y en satisfacer generosamente las necesidades de los demás. “El hombre de verdad tendrá muchas bendiciones; Mas el que se apresura a enriquecerse no será sin culpa.” Proverbios 28:20
- Colabore con su iglesia en las necesidades de ésta. “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.” Malaquías 3:10
CONCLUSIÓN
Haz un examen de conciencia y piensa cuáles son los caracteres que te identifican como persona. Si reconoces que eres una esclava de las riquezas, materialismo o la codicia y quieres cambiar tu vida te invitamos:
- Si no conoces la Palabra de Dios, y no has entregado tu vida a Cristo te invitamos a que lo recibas en tu corazón y busques un lugar cristiano donde congregarte y conocer la Palabra de Dios que te hará libre. Visita nuestra página CONOCE A CRISTO.
- Si eres un hermano y todavía tienes ataduras con el pecado, recuerda que es necesario hacer oración y ayuno. Confiesa tu debilidad con el Pastor de tu Iglesia para que pueda guiarte en todo este proceso y saca de tu vida todo aquello que pueda inducirte a ello. Jesucristo es libertad.